Luciferino declarado que soy, confieso que he vivido toda clase de aventuras eróticas de las más inusuales. Por ejemplo una que comenzó en una librería "San Librario" con un encuentro inesperado. Yo había regresado de Londres, luego de acompañar el solo show de uno de los artistas más controvertidos del momento O.M. en una de las galerías de arte más importantes del mundo D.S. No acaba de desempacar cuando recibí un mensaje por el inbox del face (me encanta esta nueva manera como el lenguaje se afecta por los medios digitales y las redes sociales, pues, era inimaginable hace algunos años incorporar estas palabras de origen anglosajón en nuestro vocabulario y jerga cotidiana); era el dueño de la librería que me informaba que el libro esperado ya había llegado directo de La Habana a Bogotá, y que si no pasaba a recogerlo los días siguientes lo vendería pues habían muy pocos ejemplares y tenía mucho pedido. El libro en cuestión fue el Premio de Ensayo Casa de las Américas sobre el escritor José Lezama Lima y su autor uno de los jóvenes intelectuales más prometedores del momento C.F. quien entre otras mantiene un portal como pocos titulado Militancia Erótica. Como he visto crecer a este monstruo de las letras, yo quería ese libro de manera que sin terminar de desempacar corrí a la librería y aún con el soroche; cada vez que regreso a la aneblada Bogotá, el mal de altura me pega y eso que ya no fumo esos magníficos cigarros cubanos. En esos días del mes de octubre del año pasado, Bogotá aún era aneblada antes de convertirse en una especie de infiernillo tropical, donde no llueve hace meses.
De manera que tomé mi auto y me dirigí a la librería. Entré corriendo con la emoción de tener el libro en mis manos y con algo de agitación en mi respiración le informé al librero que deseaba llevar el libro. "Tengo otros libros traídos de Cuba que pueden interesarle" me dice como buen vendedor casi adivinando que yo los iba a comprar. Y si terminé comprando el libro esperado y dos más. Y vi un libro que atrajo mi atención de un solo golpe de ojo: "El puente de la visión" diario de Delacroix. Vi la edición y la hojeé. Vi las ilustraciones e inmediatamente le dije al librero: "Me llevo este". "No lo siento- me dice él- ya está vendido; es de ella" y señalando con su mirada a un mujer, no muy bella por cierto pero extremadamente sensual con una mirada de esas que le gustan a todos los demonios como yo. Una mirada así no puede dejarse suspendida en el aire; de manera que la atrapé con el rabillo de mi ojo. Con una voz de adolescente que no encajaba con ese voluptuoso cuerpo de una mujer de casi cuarenta años, ella me dijo: "Si quieres te lo presto", "Ah ok gracias".
El librero como sin esperar ese diálogo se apresuró a decirme: "Venga le tomo un foto"; él acostumbraba a tomar fotos de personajes que visitan su librería con libros tan importantes como el que acaba de comprar para postearlas en la red. Vuelvo a mirar a la mujer que estaba sentada detrás de un escaparate atiborrado de libros y pensé que quizá sería la amante del librero o su mujer. Por lo que me contuve de ir más lejos, pues desde hace tiempo ya, prefiero no tener líos con mujeres casadas o comprometidas. "Si quieres te lo presto", insistió una vez más ella y ya mi mirada se posó en sus generosos senos y le dije: "Sería genial pues ese texto lo uso en unos de mis seminarios sobre la escritura de artistas en la universidad." Sus ojos brillaron al descubrir que yo era profesor, sin duda había vivido cosillas con sus profesores la muy diabla; y tal como tal me lo contó más tarde, en efecto los profesores habían tenido un lugar privilegiado en su vida sexual. El librero otra vez interrumpiendo muestra conversación me dice: "Aquí tiene la factura..." vi el precio y me dispuse a pagar con mi tarjeta. "No recibo tarjetas", me dice. "¿Donde hay un cajero?" le pregunté y cuando me respondió salí corriendo a Carulla muy cerca donde vive uno de los artistas más importantes del momento G.A. Regresé corriendo y pagué di las gracias y me despedí con ese aroma de café agradable que sale del local contiguo a la librería y feliz por tener el libro de mi amigo C.F. en mis manos. La mujer se quedó allí pues los libros fueron más importantes que ella.
El librero como sin esperar ese diálogo se apresuró a decirme: "Venga le tomo un foto"; él acostumbraba a tomar fotos de personajes que visitan su librería con libros tan importantes como el que acaba de comprar para postearlas en la red. Vuelvo a mirar a la mujer que estaba sentada detrás de un escaparate atiborrado de libros y pensé que quizá sería la amante del librero o su mujer. Por lo que me contuve de ir más lejos, pues desde hace tiempo ya, prefiero no tener líos con mujeres casadas o comprometidas. "Si quieres te lo presto", insistió una vez más ella y ya mi mirada se posó en sus generosos senos y le dije: "Sería genial pues ese texto lo uso en unos de mis seminarios sobre la escritura de artistas en la universidad." Sus ojos brillaron al descubrir que yo era profesor, sin duda había vivido cosillas con sus profesores la muy diabla; y tal como tal me lo contó más tarde, en efecto los profesores habían tenido un lugar privilegiado en su vida sexual. El librero otra vez interrumpiendo muestra conversación me dice: "Aquí tiene la factura..." vi el precio y me dispuse a pagar con mi tarjeta. "No recibo tarjetas", me dice. "¿Donde hay un cajero?" le pregunté y cuando me respondió salí corriendo a Carulla muy cerca donde vive uno de los artistas más importantes del momento G.A. Regresé corriendo y pagué di las gracias y me despedí con ese aroma de café agradable que sale del local contiguo a la librería y feliz por tener el libro de mi amigo C.F. en mis manos. La mujer se quedó allí pues los libros fueron más importantes que ella.
Varios meses después, visité mi fanpage en la red y me di cuenta que había un mensaje en una foto que me había tagueado el dueño de la liberia: ¡Le livre de Delacroix!, decía el mensaje firmado por un tal L.L. Supe después que se llamaba O.U. El anzuelo ya estaba echado y yo caí como un pez hambriento. De manera que el encuentro no podía hacerse esperar. La invité a casa y aceptó feliz pues además éramos casi vecinos. Llegó, con un pantalón apretado que le dejaba ver un hermoso y gran culo, zapatos tenis, se había recogido el cabello con una trenza, que caía sobre sus hermosos senos que parecían iba a escapar de esa camisilla que les sostenía con cierta dificultad. Olía delicioso y como ustedes saben soy muy pero muy sensible a los olores. Charlamos de todo un poco, qué hacía ella, qué hacía yo... Tomamos algo de vino (Oh si in vino veritas), creo que era un Carmènere, si lo era, solo tengo ese vino en casa pues me encanta. Con sus labios ya rojos por el vino, los remojaba con su lengua como una condenada en un desierto. E hizo un gesto que desabotonó de un golpe su camisilla y simulado cierto pudor y con una risita malvada se volvió a abotonar. Uf, ese gesto bastó para que yo me lanzara a besarla y nos prendimos rápidamente. Nos paramos del sofá luego de yo tocarle esos hermosos senos y la arrinconé contra la pared que da entre el baño y mi habitación. Le puse mi mano entre sus piernas, y sentí ese calorcito húmedo que excita aún más. Ella hizo lo mismo y se encontró con mi verga dura y tiesa que la calentó muchísimo: "Quiero todo eso para mí sola..." me murmuro al oído mientras me quitaba mi jean, y se arrodilló como pidiendo perdón al cielo o dispuesta a tomar la hostia en su boca y mirándome con eso ojitos entre inocente y malvada que tanto me gusta en las mujeres, tomó mi falo y comenzó a lamerlo con mucha aplicación mientras yo le apretaba sus senos... Uf, ¡que maravilla de lengua¡, ¡qué maravilla de labios!, ¡qué boca más exquisita por todos los demonios juntos¡ La llevé a mi cama, quise desnudarla pero solo dejó su pecho al descubierto. "Todavía no, todavía no," me decía con mi falo en su boca: yo comencé a agitarlo con fuerza con mi nano derecha. mientras ella pasaba su jugosa lengua como si hubiese sido criada chupando mamoncillo. De hecho recordé mientras me lo chupaba, a una de mis amigas de años anteriores, que creció en una región donde el mamoncillo abunda y era experta en estos menesteres de menear la lengua. Un grito contenido intentó salir de mi garganta convirtiéndose en un gruñido y mi líquido vital había inundado sus tetas por petición de esta magnífica mujer, que me había conquistado por su lengua.
Ese fue el inicio de un romance que duró poco más de mes y medio, donde nos pasábamos todo el tiempo juntos, hasta que todo comenzó a tornarse como en las parejas tradicionales: ¿Por qué no me has llamado? ¿No me contestaste? ¿Con quién está chateando? y toda esa sarta de estupideces que salen cuando el otro quiere dominarte y tenerte como una propiedad privada. En este sentido sigo siendo absolutamente comunista. Y recordé la canción de The Rolling Stones que tanto me gusta y que dio pie a este blog: "Ha habido tantas chicas que he conocido; he hecho llorar a varias, y todavía me pregunto ¿por qué? Aquí llega la pequeña chica, la veo llegar por la calle. Ella va sola. Hago lo que sea para complacerla, pero ella nunca romperá este corazón de piedra... Oh. no, no, no..." Así que seguí mi camino y volví a estar solo y, creo que es la mejor decisión que he tomado desde hace muchos años, seguir fortaleciendo mi corazón de piedra, pero agradeciendo al cielo, como no, por ese magnífico de libro de Delacroix que entre otras cosas, nunca me prestó y ahora dudo que lo haya comprado, pues no era el tipo de mujer para leer tales libros.
R.A-P. Bogotá, 18 de febrero del 2016.
Año del Mono.
R.A-P. Bogotá, 18 de febrero del 2016.
Año del Mono.